En el capítulo central de Century, la tercera parte de La Liga de los Hombres Extraordinarios de Alan Moore y Kevin O’Neill, la acción pega un tremendo brinco y del año 1910 pasa al swinging Londres de 1969. Los decimonónicos héroes Mina Murray y Allan Quatermain acompañados por el inmortal sexocambiante Orlando se las verán, de nuevo, con el temible Oliver Haddo rodeados de minifaldas, rock & roll, drogas y amor libre.
Desde el inaugural 1910, Alan Moore deja claro que la tercera entrega de su Liga no tiene nada que ver con las dos anteriores. Mientras éstas eran deliciosos crossovers entre distintos héroes y villanos de la ficción de la época con exquisitas y documentadas referencias tanto a hechos reales como literarios, en Century el genial escritor barbudo hace que la historia sea más hermética (en los dos sentidos de la palabra) y que el centro de la narración sea justamente esas referencias que abarrotan el relato y que se hace prácticamente imposible detectarlas y numerarlas en su totalidad.
La historia podría resumirse de forma muy simple: el intento de Oliver Haddo (Aleister Crowley) de poseer el cuerpo del rockstar Terner (Mick Jagger) como primer paso para crear un nueva era mundial. Para un lector que no conozca un mínimo de la historia del ocultista más famoso de la historia y de la banda más grande del rock, leer éste cómic puede atragantarse debido a la cantidad de alusiones, recovecos y pequeñas observaciones que se reproducen a lo largo del relato, sin dejar de lado, por supuesto, el bagaje histórico-literario que no deja de lado su vertiente más pop que maneja con soltura Moore.
El cómic comienza con la famosa muerte de Brian Jones (Basil Thomas aquí) en la piscina de su casa, cuyas causas a día de hoy aún no han sido totalmente esclarecidas (aunque todo parece apuntar a que el obrero que estaba haciendo las reformas en su casa le ahogó de forma accidental tras ir ambos puestos hasta arriba). El dibujo de O’Neill nos muestra la estatua de Winnie the Pooh jugando con Christopher Robin que presidía la mansión y es que antes de que el rolling stone rubio la comprara había pertenecido a A. A. Milne, su creador. La muerte de Jones alerta a la Liga sobre una posible conspiración ocultista sobre la que su antiguo miembro Carnacki les había prevenido décadas antes así como relaciona en una trama rock-gangsteril a personajes de la cultura popular como Jack Carter (interpretado en la famosa Get Carter -Asesino implacable en España- por Michael Caine) o Lovejoy, de la serie inglesa protagonizada por Ian McShane (sí, amigos, nuestro querido Al Swearengen).
Terner (Jagger) cantando en el mítico concierto de homenaje a Basil Thomas (Brian Jones) en Hyde Park, llamado así por el sacrificio de Mr. Hyde en el volumen II.
Moore renombra a sus satánicas majestades (eminencias infernales aquí) como The Purple Orchestra y a los Beatles como The Rutles, mientras que Mick Jagger es llamado aquí Terner. Pero más que al famoso cantante, el Jagger de Century tiene más similitudes con su personaje en Performance de Nicolas Roeg y Donald Cammell, cuyo nombre es… Turner. No es muy difícil intuir que la rubia que le acompaña, Phurber, no es otra que Anita Pallenberg, cuyo personaje en la misma película se llama Pherber. Está no será la única alusión a Performance en el cómic ya que en una nueva aparición (ya había salido en 1910) del fascinante personaje «el prisionero de Londres» (creado en la novela Slow Chocolate Autopsy por Ian Sinclair y que cuenta las aventuras de un hombre que viaja continuamente por el tiempo pero condenado a no poder salir de los confines de Londres), misteriosa fuente de información de la Liga, menciona en uno de sus encriptados y casi ininteligibles mensajes a Roeg («montaje profético») y Cammell («dice ser su ahijado») cuando es preguntado por la trama.
No es la primera vez que Alan Moore menciona a Nicolas Roeg en sus cómics, además se pueden leer entrevistas en las que alaba Performance y Amenaza en la Sombra (Don’t Look Now, imprescindible obra de terror de 1973 protagonizada por Donald Sutherland y la maravillosa Julie Christie) así que no extraña su comentario hacia los visionarios montajes de sus películas. ¿Pero aqué se refiere el prisionero de Londres con lo de «Cammell dice ser su ahijado»? Pues nada más y nada menos que a Aleister Crowley, amigo íntimo de Charles Richard Cammell, padre del futuro director de culto quien afirmaba que La Bestia era su padrino, que se había pasado su niñez con él por casa y que la relación entre padre y padrino acabó porque Crowley, en un acto muy propio de él, no le devolvió un dinero que Cammell padre le había prestado. Y es que es cuando Crowley (Oliver Haddo) sale a escena cuando Moore (que ya ha utilizado su personaje en From Hell o Promethea) saca a relucir su descomunal capacidad para encajar referencias.
Oliver Haddo, el villano de Century, está claramente basado en Aleister Crowley, tal es así que el propio nombre de Haddo viene de una novela del popular escritor W. Somerset Maugham llamada El Mago (y llevada al cine por Rex Ingram en los años 20). Somerset Maugham, quien había conocido a Crowley en el París de comienzos del siglo XX (cita indispensable para los intelectuales de la época) escribió su relato basándose en el ocultista creando un personaje peyorativo y mezquino. La venganza de la Bestia no se hizo esperar, y lo hizo a su estilo: Crowley escribió una columna en Vanity Fair titulada How to Write a Novel! (After W. S. Maugham) en la que desmenuzaba las obras en las que Maugham se había basado para escribir la suya (desde La Isla del Dr. Moreau de Wells hasta obras de ocultistas como Eliphas Levi o su maestro y -después rival- en la Golden Dawn Samuel «McGregor» Mathers) y lo acusaba de plagio mientras irónicamente firmaba el texto como Oliver Haddo.
Haddo en el cómic utiliza múltiples alter egos: Dr. Karswell (personaje de La Noche del Demonio de Jacques Tourner), Dr. Trelawney (de la saga literaria Una danza para la música del tiempo de Anthony Powell), Hjalmar Poelzig (personaje de Boris Karloff en Satanás -The Black Cat- del director de culto Edgar G. Ulmer), Adrian Marcato (el legendario brujo y antiguo jefe de la secta en La Semilla del Diablo de Roman Polanski), Mocata (el personaje interpretado por Charles Grey en La Novia del Diablo -The Devil Rides Out- del maestro de la Hammer Terence Fisher), Kosmo Gallion (brujo que aparecía en un capítulo de Los Vengadores y que responde a las iniciales K.G. del discípulo real de Crowley Kenneth Grant) o Tom Riddle (nada menos que el Lord Voldemort de la popularísima saga de Harry Potter). Lo que tienen los distintos carácteres en común es obvio: todos están basados en la figura, más o menos mitificada, de Aleister Crowley. Moore, así, a la vez que da forma a la trama de un peligroso villano inmortal hace un repaso de la influencia de la figura crowleyana en la cultura popular del siglo XX. ¿Acaso no son las dos cosas prácticamente lo mismo?
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